—¿Y este color, Emma, en el que se mezclan el verde y el azul, el morado y el negro, cómo lo llamarías?
—Este color es el gris Viaggio. Nace de mucho amor.
© Le Fabuleux Destin d'Amélie
El color tiene una influencia probada en el estado de ánimo del ser humano. De hecho, la energía luminosa influye decisivamente en fenómenos básicos de la naturaleza, desde la fotosíntesis de las plantas a las reacciones de los animales y el estado de ánimo de las personas, o el discernimiento de todo lo que constituye el espacio vital.
Y lo que se ha comprobado mediante tests de laboratorio es que:
— De un lado, cada color sugiere sentimientos similares en la mayoría de las personas.
— De otro, la exposición específica a un color concreto puede afectar de forma diferente según a que persona, y además esto cambia dependiendo de los parámetros del color (tono, brillo y saturación) y del tiempo de exposición al mismo.
Esto se ha relacionado con la longitud de onda correspondiente al color y ha originado la disciplina terapéutica de la Cromoterapia, utilizada principalmente de forma complementaria en psicología.
El efecto de los colores
Los colores pueden ser:
Colores Análogos: Son aquellos que se encuentran muy próximos en el círculo de color (por ejemplo toda la gama de azules, dede el verdoso al violáceo). Usados juntos producen sensación de armonía.
Colores Complementarios: Son aquellos que se encuentran opuestos en el círculo de color (por ejemplo el verde y el violeta). Usados juntos producen el máximo contraste. Su efecto puede ser llamativo y hasta agresivo.
Colores Monocromáticos: Son aquellos que se encuentran aislados, sin presencia de otros colores. Usa dos producen sensación de unidad, homogeneidad y robustez. Se puede evitar la monotonía utilizándolos con diferente luminosidad, más claros y más oscuros.
La combinación de colores no es para nada baladí. Por ejemplo, conocidos restaurantes de "fast food" utilizan casi exclusivamente amarillo, naranja y rojo, geométricamente distribuidos. Y no es por crear imagen de marca. Está demostrado que estos colores estimulan el sistema nervioso, lo que añadido al olor a comida, en absoluto disimulado, activa inconscientemente el apetito.
El color, procesado en los ojos, es transmitido desde el nervio óptico mediante el soporte neuronal a las glándulas pineales, responsables de controlar los ritmos vitales diarios.
Las glándulas pineales modulan la producción de serotonina y melatonina, que son las moléculas responsables del sueño y la vigilia.
Y las reacciones a los colores son asumidas por el subconsciente. De manera que la respuesta psico-fisiológica a los colores por parte del cerebro es notoria, lo que ha reforzado su uso en Cromoterapia:
— El estrés producido por las dietas alimenticias se ve amortiguado mediante el uso del rosa.
— Se tratan pacientes de ictericia con sesiones de azul.
— Se recomienda vestir prendas de tonos naranja a personas que lleven un ritmo de vida estresante y precisen refuerzo energético.
— Utilizar papel amarillo para notas, borradores, etc., está demostrado que mejora notablemente la memoria (probablemente tenga que ver con el tono original de los "post-it").
Disfunciones en la visualización de los colores
Existen diferentes tipos de disfunciones en la visualización de los colores que se engloban en el término general de Ceguera al Color. Afectan aproximadamente a 13 personas de cada 1000 y los tipos que existen son:
Tricomata: Es una persona sin anomalías en la percepción del color, por lo que, al ver perfectamente los colores básicos, rojo, verde y azul, ve bien todas las mezclas de ambos y, por tanto, toda la gama de colores.
Anomalía Tricomática: Es una denominación genérica que engloba a las personas que ven los tres colores básicos, rojo, verde y azul, pero tiene escasa sensibilidad a uno de ellos, por lo que no distingue bien los colores en cuya mezcla participa.
Dicromasia: Las personas que padecen esta disfunción no ven los colores básicos rojo, verde y azul, de manera que sólo perciben la escala de grises, del blanco al negro.
Monocromatía: Las personas que padecen esta disfunción sólo pueden ver uno de los colores básicos o rojo o verde o azul, de manera que sólo perciben la escala de tonos de dicho color.
Tritanomalía: Las personas que padecen esta disfunción tienen reducida la sensibilidad al azul, de manera que no ven bien ninguno de los colores de la gama del azul y perciben alterados aquellos en los que el azul participa en la mezcla.
Deuteranomalía: Las personas que padecen esta disfunción tienen reducida la sensibilidad al verde, de manera que no ven bien ninguno de los colores de la gama del verde y perciben alterados aquellos en los que el verde participa en la mezcla.
Protanomalía: Las personas que padecen esta disfunción tienen reducida la sensibilidad al rojo, de manera que no ven bien ninguno de los colores de la gama del rojo y perciben alterados aquellos en los que el rojo participa en la mezcla.
Tritanopía: Las personas que padecen esta disfunción tienen imposibilidad absoluta de ver el azul, de manera que no ven ninguno de los colores de la gama del azul y perciben alterados aquellos en los que el azul participa en la mezcla.
Deuteranopía: Las personas que padecen esta disfunción tienen imposibilidad absoluta de ver el verde, de manera que no ven ninguno de los colores de la gama del verde y perciben alterados aquellos en los que el verde participa en la mezcla.
Protanopía: Las personas que padecen esta disfunción tienen imposibilidad absoluta de ver el rojo, de manera que no ven ninguno de los colores de la gama del rojo y perciben alterados aquellos en los que el rojo participa en la mezcla.
Daltonismo: Las personas que padecen esta disfunción no distinguen los colores verde y rojo. Constituyen la inmensa mayoría de las personas con deficiencias en la percepción del color, alcanzando su número al 99% del total de afectados por la disfunción visual al color.
Breve historia y significado de los colores
—Desde la noche de los tiempos, los hombres han buscado siempre el blanco más puro para honrar a sus dioses o a sus muertos, o respetar las costumbres de su comunidad. En el transcurso de esta búsqueda se han encontrado las soluciones más dispersas.
FRESCO QUE DECORABA EL HIPOGEO DEL RAMOSIS, GENERAL DE AJENATÓN. EN SUS TEXTOS, HERODOTO CUENTA QUE LOS SACERDOTES DEL EGIPCIO ANTIGUO NO DEBERÍAN LLEVAR MÁS QUE VESTIMENTAS DEL LINO MÁS PURO, Y QUE LA LANA Y EL CUERO LES ESTABAN PROHIBIDOS.
En 1669, Isaac Newton demuestra que el color blanco es el resultado de la síntesis de las seis radiaciones coloreadas del espectro. Dicho de otra manera, una superficie “es” blanca cuando refleja la luz y el conjunto de los colores del espectro solar. El ojo humano es sensible a ínfimos matices de blancura. Por ejemplo, los inuit percibirían siete variedades de blanco y, en la India, los textos sánscritos distinguían el blanco brillante, el blanco de los dientes, el blanco del sándalo, el blanco de la luna otoñal y de las nubes de otoño, el blanco color plata y de leche de vaca, el blanco color perla, rayo de luz, concha, estrella... Los japoneses, por su parte, poseen seis términos diferentes para evocar la blancura, percibida no solamente en función de su brillo o de su calidad mate, sino también según la energía que contiene. Por ello, hablan inerte o del blanco dinámico.
Hoy día, las culturas cuyo vocabulario refleja todas esas sutilezas son cada vez más escasas, pero los simbolismos relacionados con el color blanco siguen teniendo sentido. Este color forma parte integrante de muchos ritos y cultos, y suele poseer valores positivos. Además, aunque los físicos no reconozcan como colores el blanco y el negro, lo cierto es que poseen una realidad formal y participarán de nuestra paleta.
—El blanco es la nada anterior al comienzo, anterior al nacimiento. [...] Con la luz surgen las tinieblas, y esa pareja colosal engendra la claridad del día y el color blanco, así como la noche y el color negro...
Esta dualidad cromática es universal. La humanidad primitiva ha sembrado su alma balbuceante en un vasto principio original. Así ha mezclado las tinieblas con la luz y ha fundado cosmogonías en las que se openen y se completan el blanco y el negro. El color blanco ilumina el alba de numerosos pueblos. Así, por ejemplo, en el pensamiento popular del noroeste africano, la creación surge de un huevo que contiene todas las cosas por nacer. Su color blanco es evocado como el del hombre, primer ser que fue creado. Se asimila también a la parte seca del mundo. El blanco es el color que permite la eclosión de la vida.
Una blancura Celestial
El color blanco es la luminosidad por excelencia, asociada desde el nacimiento de la aventura humana a los poderes divinos. El blanco es también lo inmaculado, la pureza absoluta. Los celebrantes de los cultos religiosos se han vestido a menudo con telas blancas para glorificar lo divino.
El antiguo Egipcio veneraba el lino, cuya creación atribuía a la diosa Isis. Sus fibras permitían tejer las telas más blancas. El lino se consideraba el tono más propicio para honrar la pureza divina. Los sacerdotes de Isis debían llevar túnicas de lino blanco y para la momificación se usaban vendas de lino.
En Roma, las sacerdotisas de Vesta, encargadas del mantenimiento del fuego y de la vigilancia de los penates del pueblo romano, se vestían también de lino blanco, signo de pureza y lealtad, y símbolo de la castidad con la que estaban comprometidas.
En la Biblia, el blanco es el color de la luz y el emblema de la divinidad. El Libro de Job cuenta que Dios creó a los ángeles antes que a los astros. Cuando éstos se iluminan, los ángeles, vestidos con lino de una blancura perfecta, ya están allí para alabar a Dios. En el Antiguo Testamento, cuando Moisés lleva a cabo sus milagros, su mano es blanca como signo de poder y de potencia. Aún hoy, el día de Yom Kippur, gran fiesta de la expiación de la religión judía, el gran rabino se viste de lino blanco para restaurar su relación de amistad con Dios y con sus semejantes.
Para la religión católica, el blanco, color de Dios transfigurado, está íntimamente ligado a Cristo. la inocencia del Mesías le conducirá, como el cordero, al sacrificio por medio del cual se cumplirá la voluntad divina. Cuando la Virgen María presentó a su hijo en el Templo, cuarenta días después de su nacimiento, Simeón, un anciano a quien el Espíritu Santo había revelado que vería al Mesías antes de su muerte, pronunció un cántico de alabanza en el que llamaba a Cristo: “Luz que ilumina a las naciones”. En recuerdo a ese día, la tradición impone el uso de cirios blancos para celebrar la Candelaria y durante los bautizos, cuando se recibe al nuevo creyente y se le ordena vivir como un hijo de la luz. El color blanco también se asoció desde los primeros siglos a las fiestas en honor a la Virgen, aunque en la iconografía solía ir vestida con tonos oscuros, para dar fe de su duelo, hasta que, a finales del siglo XIX, Pío IX estableció el dogma de la Inmaculada Concepción y empezó a representarse de blanco, símbolo de pureza. Entonces, por primera vez en la historia de la cristiandad occidental, el color litúrgico e iconográfico de la Virgen fue el mismo.
En la civilización arabigoislámica, heredera de las teorías de los filósofos griegos sobre el color, el blanco se sitúa en la cima de una escala que desciende hasta el negro. Los colores se suceden en función de su proporción de fuego (la luz) y de tierra (la oscuridad). Así, el blanco puede llegar al negro a través de grises cada vez más oscuros, de rojos cada ves más marrones o bien a través del verde del verde o del índigo. En árabe clásico, el término que designa el color blanco sugiere claridad, luminosidad y lealtad; el blanco encarna la unidad y la imagen misma de la divinidad y es amado por Alá. Todo lo que venga del cielo para traer buenas nuevas será de una blancura inmaculada: el cuerpo del arcángel Gabriel, el pájaro blanco que viene a anunciar augurios felices... Se habla también de “noticias blancas” para designar un mensaje de alegría.
En la India, en la iconografía de los textos antiguos, la realidad se divide en cualidades distintas unidas a un color determinado. Lo no teñido, y especialmente el blanco, designa el estado de pureza y de divinidad. Según los códigos estéticos tradicionales, el blanco se relaciona con el desprendimiento y la serenidad.
En el panteón mongol, Buda se representa en blanco, color que significa la sabiduría transcendental. En el Tíbet, el blanco distingue a los lamas. En otros tiempos, los monasterios budistas reunían centenares de tiendas de pelo de yak negro en medio de la cuales se destacaba la tienda de tela blanca de los dignatarios.
En Japón, el blanco ocupa también un lugar preponderante en los ritos sintoístas. Antes de las ceremonias, el sacerdote recorta en unas hojas de papel blanco unas figuras generalmente geométricas y luego las coloca en los lugares de culto, sobre las ramas de los árboles sagrados o alrededor de los altares. Estas hojas de papel inmaculadas evocan la pureza de los dioses e intervienen en los ritos de purificación. El color blanco reina igualmente en los jardines zen, lugares de contemplación y de silencio, donde la gravilla y las piedras blancas marcan la meditación del presente y la conducen a la iluminación.
El ropaje blanco del peregrino
La telas blancas visten no solamente a los sacerdotes de los cultos, sino también a quienes desean acercarse a Dios. el color blanco hace destacar la pureza del peregrino e indica que se va a dedicar durante un tiempo al recogimiento.
El peregrinaje a la Meca, uno de los cinco deberes del musulmán, asegura al creyente el perdón de sus pecados. El peregrino viste en semejante ocasión el irham, un traje sin costuras compuesto de dos telas blancas, que simboliza su estado de consagración y anula cualquier distinción de nacionalidad o de clase social. Cada año, cuando comienza la temporada de peregrinaje, se sustituye el gran velo negro que recubre la Kaaba. Un velo blanco se extiende temporalmente sobre ella hasta que se vuelve a poner en su lugar un nuevo velo negro. Este velo blanco se corta a continuación y se reparte entre los peregrinos para darles suerte.
En Japón, los peregrinos que practican ritos de purificación, como las inmersiones en ríos sagrados, visten de blanco, símbolo de pureza y renacimiento. En las montañas del centro del país, los campesinos reservan cáñamo sin teñir para confeccionar las ropas que utilizaban durante las ceremonias que exigían una pureza ritual. Esas mismas ropas las vestían los porteadores de santuarios itinerantes durante la fiesta anual de la divinidad tutelar.
Un blanco lechoso
El color blanco se inscribe también en la historia de la humanidad gracias a ese dulce primer alimento que es la leche. Ni siquiera los dioses del Olimpo pueden pasar sin ella y el propio Zeus es amamantado por la ninfa Amaltea. La leche es una de la cuatro sustancias, juntocon el vino, la miel y el rocío, consideradas como sagradas por el Talmud. Y en el Corán, se dice: “He aquí la descripción del jardín prometido a los que temen a Dios. Habrá ríos de leche de sabor inalterable”. Aún hoy, en el Egipto musulmán, se evoca la leche para hablar de un hermoso día.
ESTA MINIATURA INDIA DEL SIGLO XVIII PROCEDE DE LOS TALLERES DE BASOHJI, EN EL ALTO PUNJAB, AL NOROESTE DE LA INDIA. A PARTIR DE FINALES DEL SIGLO XVII, SIGUIENDO LAS HUELLAS DE LA MINIATURA MUSULMANA, SE DESARROLLÓ UNA ESCUELA DE MINIATURA. ESTA ESCUELA RETOMA SU PALETA, REDUCIDA A LOS COLORES USADOS PUROS, SOBRE TODO EL AMARILLO Y EL ROJO, Y EL ASPECTO ESTILIZADO DE LOS MOTIVOS. COLECCIÓN PARTICULAR.
En la mayoría de las culturas, el sol se asocia con el amarillo, que evoca su resplandor y su calor. El color amarillo se encuentra bajo el signo de la abundancia. Luminoso, sugiere el color de las flores que renacen en primavera, el de las cosechas y el del oro. Se relaciona con la profusión hasta en las sustancias que permiten representarlo: la tierra proporciona numerosos pigmentos amarillos y las plantas rebosan de ellos. Pero el amarillo es también quizá el más paradójico de los colores. En cuanto se deslustra un poco, se convierte en la aridez de los desiertos, la sequedad del otoño, el azufre demoníaco y la bilis amarga que simboliza. Según los pueblos y las épocas, el color amarillo ha sido el atributo de los dioses o la marca de la exclusión.
—El ocre amarillo simboliza la renuncia budista al mundo. Los ascetas colorean con él los harapos recogidos en el transcurso de sus peregrinaciones, los cuales, cosidos entre sí, les sirven de ropa. Se trata de un tinte de impregnación, que bede renovarse periódicamente.
En Asia y en las islas del Pacífico, el color amarillo ha ocupado un lugar privilegiado. Asociado a la felicidad, a los dioses o al poder, aún hoy es muy importante. Los valores positivos que se adjuntan al color amarillo están tan profundamente inscritos en la civilización india que toda persona sensata lleva encima un poco de amarillo, aunque sólo sea una pequeña tira de tela o las esquinas de una tela teñidas de cúrcuma. Se atribuía también a este pigmento la facultad de combatir la enfermedad. En la India antigua, los brujos la empleaban para tratar ictericia.
En el mundo islámico, el color amarillo es sin duda el del oro y del sol, de la mantequilla y de la miel, pero no deja de ser ambivalente. En el Corán, la visión del ángel de la muerte provoca a Adán sudores amarillos, y está escrito que, durante el Juicio Final, el rostro de los hombres condenados a padecer las pruebas de la tumba será de color azafrán. En la lengua árabe, la expresión “risa amarilla” indica una sonrisa llena de envidia, y la bilis se describe con un término procedente de la palabra “amarillo”. L asociación del color amarillo con la bilis se encuentra también curiosamente en la lengua francesa, puesto que jaune [amarillo en francés] procede del latín galbinus, que designaba un verde pálido, color de bilis y de hiel.
Hoy día, se recurre al amarillo por su notable capacidad de atraer la mirada (señalización de tráfico, pelotas de tenis...). Simboliza la alegría, el verano y la energía (envoltorios de medicamentos tónicos, decoración de guarderías, folletos de agencias de viajes...). El amarillo conserva sin embargo huellas de los largos siglos de desprestigio: el horror de la estrella amarilla, el que está amarillo de envidia, el significado atribuido a las rosas amarillas, que son los celos, la llamada al orden representada por la tarjeta amarilla en el terreno del campo de fútbol y el temor al amarillo que tienen los actores, que lo consideran un color maldito.
HACE UNOS DOS MIL MILLONES DE AÑOS, LA CORTEZA TERRESTRE ELABORÓ UN CONTINENTE ÚNICO, LA PANGEA, A PARTIR DE CAPAS SEDIMENTARIAS COLOREADAS DE ROJO DEBIDO A SU GRAN CONTENIDO DE ÓXIDO DE HIERRO Y DE MAGNESIO. EL ÓXIDO DE HIERRO ENROJECE AÚN NUMEROSOS PAISAJES DE NUESTRO PLANETA. MONUMENT VALLEY, ARIZONA.
Los numerosos mitos que evocan la génesis de la Tierra la describen de color rojo. Y la ciencia ha puesto en evidencia que el pigmento más extendido en la superficie del globo es el óxido de hierro, que se vuelve rojo en cuanto se altera. Es pues muy probable que el primer continente fuera rojo al principio de su historia y los paleontólogos lo llaman “continente de las viejas areniscas rojas”. Sobre esta tierra primordial aparecen las formas de vida más complejas que son los animales de sangre caliente. Para muchas culturas, el color rojo se percibe como la sangre coagulada de la Tierra. En la tradición hebraica, el primer hombre se hizo con arcilla roja. Dios lo llama Adán y en hebreo, dom significa “sangre” y adama, “tierra de los hombres”. En latín, adamus se traduce por “hecho de tierra roja”.
—En Nueva Guinea, los hombres dicen: “Pintamos el cuerpo de ocre rojo pues en el bush crece un árbol cuyas flores de un rojo vivo atraen a los pájaros. Para seducir a las mujeres, nosotros hacemos lo mismo”.
En Polinesia, el primer ser vivo es una mujer, hecha por un dios con la arena roja de las orillas de una isla. En el Tíbet, los dioses erigen un hombre de piel roja. En China se modeló el primer hombre en una cavidad de forma humana, llena de arcilla roja que había traído la lluvia. El hombre cobró vida gracias a la acción de los rayos del sol. Hoy día se sabe que los aminoácidos que constituyen la base fundamental de la química de los seres vivos secretan un líquido rojo anaranjado. Más que los demás colores, el rojo se percibe como portador de fuerza. Está íntimamente relacionado con la sangre de la vida y con la muerte. Asociado a la feminidad, evoca la sangre de la fecundidad, cuando fluye por primera vez y cuando acompaña a los nacimientos, pero también señal de esterilidad si vuelve inevitablemente todos los meses.
Asociado a los hombre, es el color de la sangre vertida en la caza y los combates, o cuando hay que vengar un crimen. El rojo, que posee una simbología muy rica, se encuentra en el corazón de muchos ritos para indicar el poder de la fertilidad o de la virilidad, sus excesos o sus peligros. Interviene también en las ceremonias que aseguran la cohesión del grupo y para reforzar el poder de los objetos de culto. Pero, ya sea que se utilice en actividades masculinas o femeninas, el color rojo atrae y repele. Ostentoso, atractivo y perturbador (evoca las mucosas), se busca y se teme al mismo tiempo. Fascina, siempre y en todas partes.
ESTA JOVEN JAPONESA VISTE EL TRAJE MORADO TÍPICO DE LA ÉPOCA DE HEIAN (794 – 1185), CON OCASIÓN DE UNA FIESTA EN EL PALACIO IMPERIAL DE TOKIO. FUE EN EFECTO DURANTE EL PERÍODO HEIAN CUANDO EL COLOR MORADO SE INTRODUJO EN LOS TINTES Y EN LA PINTURA JAPONESA. SE EXTRAE DE LA RAÍZ DE UNA VARIEDAD DE ORCANETA AMARILLA, EL MUZARAKI. ESTE ÚLTIMO FUE UTILIZADO AL PRINCIPIO PARA TEÑIR LOS KIMONOS DE MORADO OSCURO, Y DESPUÉS LOS PINTORES SUPIERON SACAR DE ÉL UNA LACA Y AMPLIAR ASÍ SU PALETA.
Unos doce mil moluscos para apenas poco más de un gramo de colorante. La historia del color morado se confunde a menudo con la de la púrpura, hasta tal punto ésta ha impresionado a los espíritus durante más de tres milenios. Esta sustancia tintórea que figura entre las más complejas de conseguir , y es pues la más cara, ha seducido a los poderosos, desde los emperadores romanos a los dignatarios de la Iglesia, hasta el punto de que casi se han olvidado las demás fuentes para obtener el morado.
—En la civilización china, el color morado se percibía como la unidad que transcendía la dualidad del yin y el yang. En la pintura, simboliza también la armonía última del universo.
La púrpura es un colorante segregado por moluscos gasterópodos marinos, principalmente el múrice y el púrpura. Se designa con la misma palabra los tonos –del rojo profundo al morado más oscuro– obtenidos gracias a esa sustancia. Cuenta la leyenda que el descubrimiento de la púrpura se debió al perro Melkart, el dios de los tintoreros de Fenicia, y en efecto fue en Fenicia, en Ougarit, donde se han encontrado las huellas más antiguas de la explotación del múrice por sus propiedades tintóreas, hacia 1500 a. C. En el transcurso de la segunda mitad del II milenio fueron las ciudades de Tiro y Sidón las que desarrollaron el monopolio de la extracción del púrpura y del tinte de los tejidos, especialmente la seda. Se han encontrado junto a las tintorerías de esa ciudad verdaderas colinas formadas por las conchas aplastadas.
Del atuendo del emperador bizantino y de su color se derivaría el manto de Cristo representado en los mosaicos bizantinos, que lo representan más como soberano del mundo que como Cristo doliente. El púrpura de los cardenales también se encuadraría dentro de esta tradición.
El púrpura aporta la estabilidad del azul y la energía del rojo. Se asocia a la realeza y simboliza poder, nobleza, lujo y ambición. Sugiere riqueza y extravagancia. El color púrpura también está asociado con la sabiduría, la creatividad, la independencia y la dignidad. Hay encuestas que indican que es el color preferido del 75% de los niños antes de la adolescencia. El púrpura representa la magia y el misterio.
EL AZUL VIBRANTE DE LA TÚNICA DEL ÁNGEL EN ESTA TRINIDAD MEDIEVAL ES SEGURAMENTE EL DEL LAPISLÁZULI. IMPORTADA DE AFGANISTÁN, ESTA ROCA FINAMENTE MOLIDA PRODUCÍA UN PIGMENTO AZUL INTENSO. LOS ARTISTAS DE ORIENTE PRÓXIMO FUERON LOS PRIMEROS QUE LO UTILIZARON EN PINTURA, Y SE ENCUENTRA TAMBIÉN EN ALGUNOS MOSAICOS BIZANTINOS DE LOS SIGLOS X AL XII PARTICULARMENTE LUJOSOS, EN LOS QUE FRAGMENTOS DE ROCA SE CODEAN CON MINÚSCULAS TESELAS DE ORO, DE PLATA Y DE PIEDRAS SEMIPRECIOSAS APLICADAS SOBRE UN FONDO DE CERA. GALERÍA TRETIAKOV, MOSCÚ.
En las profundidades acuáticas del mundo primitivo, hace más de tres mil millones de años, nacen los primeros seres vivos. Entre ellos, algas microscópicas pero llenas de todos los colores que iluminarán un día la tierra. Lentamente van elaborando el oxígeno libre de la atmósfera y abren el camino a los vegetales clorofílicos que llegarán más tarde. Crean las condiciones para que aparezcan nuevas formas de vida y, con su célula única, elaboran por primera vez un color pigmentario. Fue el azul, y esas algas se llamaban “algas azules”. La mitología griega cuenta que el color del mar se debe a las ondulaciones de las largas cabelleras azuladas de las hijas pequeñas de Océano, las Nereidas.
—En el islam, el color azul se percibe como color mágico, y por tanto susceptible a traer la desgracia o la felicidad. Aunque en todo el Oriente musulmán se desconfía del azul, también se protege a los niños atándoles a sus ropas o a la cuna una piedra azul o granos de alumbre de color azul. De igual modo, se espanta al diablo con el azul turquesa.
Y sin embargo... para los griegos de la antigüedad, el mar es verde o marrón, “color vino”, y no tenían un término para designar el azul cielo. Ese color no figura ni en los poemas homéricos ni en el libro que el filósofo Teofrasto (h. 372 – 287 a. C.) dedica a los colorantes, a los polvos, a los maquillajes, a las raíces y a las esencias tintóreas. En el antiguo testamento tampoco existe una expresión para designar lo que nosotros llamamos azul, y ocurre lo mismo con numerosas lenguas en las que se habla del azul como de un negro pálido o de un verde oscuro. Los maoríes evocan el cielo según las nubes que lo habitan. Disponen de un amplio vocabulario para describirlas. Cuando el cielo está despejado, utilizan una expresión del tipo: “Hace buen día”.
En los frescos mayas del yacimiento de Cobrá, las caídas de agua se representan con azul turquesa, pero a veces el agua se representa en negro. En cuanto a los fondos azules, representan sobre todo las vistas exteriores. Entre los aztecas, el color azul es uno de los atributos de la diosa del Agua, e indica en los códices la dirección del Sur. En la imaginaría medieval occidental, los mares son verdes, y hasta el siglo XVOccidente no empezó a representar el mar, y el agua en general, con el color azul.
Al final de la edad media, la jerarquía de los colores que reinaba en el pensamiento occidental se había reorganizado por completo y el azul era el color dominante. A partir, de ese momento, evocaba la realeza y la nobleza, el amor y la paz.
El azul es el color del cielo y del mar, por lo que se suele asociar con la estabilidad y la profundidad. Representa la lealtad, la confianza, la sabiduría, la inteligencia, la fe, la verdad y el cielo eterno. Se le considera un color beneficioso tanto para el cuerpo como para la mente. Retarda el metabolismo y produce un efecto relajante. Es un color fuertemente ligado a la tranquilidad y la calma. En heráldica el azul simboliza la sinceridad y la piedad.
ESTE FRESCO, FLORA O LA PRIMAVERA, ADORNABA UNA VILLA EN LA CIUDAD ROMANA DE STABIA, EN EL SUR DE ITALIA. LAS TIERRAS VERDES, QUE LOS ARTISTAS ROMANOS TRABAJABAN MUY BIEN, TIENE MATICES MÁS O MENOS AMARILLENTOS, AZULADOS O GRISÁCEOS SEGÚN SU PROVENIENCIA. ADEMÁS, SOLÍAN ESTAR MEZCLADAS CON OTROS PIGMENTOS, OCRES AMARILLOS O AZULES EGIPCIOS, O INCLUSO ACLARADAS CON BLANCO DE PLOMO PARA VARIAR SUS TONALIDADES. MUCHO MENOS CARAS QUE LA MALAQUITA, RESISTIERON MARAVILLOSAMENTE EL PASO DEL TIEMPO. MUSEO NACIONAL ARQUEOLÓGICO, NÁPOLES.
Un día aparecen los vegetales, que llegan para secundar a las algas azules y enriquecer de oxígeno, milenio tras milenio, la atmósfera primitiva. Esos vegetales contienen un pigmento verde, la clorofila, que permite a la planta, estimulada por los rayos del sol, absorber el gas carbónico y expulsar el oxígeno. A esta reacción química se la llama “fotosíntesis”. Es pues a un pigmento verde a quien se debe el delicado equilibrio gaseoso que nos permite hoy día respirar sobre la tierra. Pero, ironía del destino, en este mundo vegetal que pronto coloniza las superficies sumergidas, ninguna planta permite teñir en verdes tan bellos como los que la naturaleza ofrece con profusión.
—Verde: se dice de varias cosas que tiene verde. Se dice un roble verde porque siempre tiene verde. Y se llaman repollos verdes a algunos repollos cuya hoja no blanquea nunca, como la de los repollos blancos.
Antoine Furetière (1619-1688), en su Diccionario universal, publicación que le supuso su exclusión de la Academia Francesa.
Aunque los pigmentos y sustancias tintóreas que permiten obtener azules o morados son escaso, la carencia es más marcada aún en el caso del verde. En el que se refiere a los pigmentos, se cuentan con los dedos de las manos: la malaquita, el verdigrís y algunos otros derivados del cobre, de las tierras verdes. Y en lo que se refiere a los tintes vegetales: nada. Ninguna planta contiene pigmentos capaces de teñir tejidos con un verde franco y que resista a la luz y a los lavados, por lo que los hombres aprendieron muy pronto a obtener verde añadiendo amarillo al azul, o azul al amarillo. Lo que nos parece sencillo hoy día exigió, en realidad, una auténtica búsqueda y sin duda muchos intentos. Pues en la percepción de los colores que tiene la mayor parte de las culturas, el verde se sitúa cerca del azul o se confunde con él, y el amarillo se percibe como muy alejado de ese tono.
Los pintores de la civilización de Teotihuacán, que reinó en México entre los años 300 y 650, realizaron frescos en los que los verdes se deben a la malaquita aplastada, a veces mezclada con yeso para conseguir tonos verde pálido, o bien a mezclas de azul (azurita o lapislázuli) y ocres amarillos.
Para añadir verde, los indios tlingit de América del Norte había puesto a punto un método original: hacían hervir los tejidos en una decocción de corteza de cicuta con óxido de cobre, que recuperaban rascando antiguas monedas.
El color verde, asociado a la vegetación, evoca el crecimiento, por definición efímera. En África, donde el verde suele percibirse de manera positiva, los fon de Benin designan ese color con las palabras “hoja cruda”. Para los ndunga del Congo, el verde, que simboliza los alimentos, se asocia a la virilidad. En Ghana, evoca la novedad, la fertilidad u la vitalidad. El color verde lleva a veces consigo todas las esperanzas.
—Las civilizaciones precolombinas asociaban el color verde con la fertilidad. Entre los aztecas va unido al pájaro Quetzal, cuyo plumaje verde es un símbolo de abundancia, mientras que entre los mayas, la esmeralda es un sol verde, señal de sangre y de prodigalidad.
El verde, como el azul, se percibe hoy día en Occidente como un color sereno y tranquilizador. Se recomienda en decoración para crear un ambiente relajante. Las luces verdes permiten circular, las farmacias se señalan con una cruz verde. El verde evoca la naturaleza, el permiso, la tranquilidad y la seguridad. Es el color de los ecologistas.
LA CONDESA DE GOYOU, PINTADA POR HYPPOLYTE FLANDRIN (1809 – 1964), ENCARNA EN SU VESTUARIO LOS VALORES DE LA BURGUESÍA DEL SIGLO XIX. LOS TEJIDOS NEGROS ADQUIRIERON LEGITIMIDAD CON LA REFORMA. ESTA NUEVA PERCEPCIÓN DEL NEGRO LLEGA A TODA EUROPA, DIFUNDIDA POR LOS PAÍSES PROTESTANTES, PUNTA DE LANZA DE LA REVOLUCIÓN INDUSTRIAL, Y EL TRAJE OSCURO SE FUE VOLVIENDO POCO A POCO, PERO DURANTE MUCHO TIEMPO, EL SÍMBOLO DE UNA ELEGANCIA TEÑIDA DE AUSTERIDAD. MUSEO INDRES, MONTAUBAN
Cuando se rompe el abismo primitivo y surgen la luz y las tinieblas, el mundo sale del caos. A las tinieblas vuelven el vacío, el final de los tiempos. Pero sin duda también ellas recogieron una parte del caos primordial pues, en el espíritu de los hombres, lo oscuro, lejano de la nada, está muy vivo. La oscuridad, con los peligros que se ocultan en ella, está profundamente inscrita en la conciencia humana y el miedo que suscita es universal. El color negro evoca la noche perpetua de la muerte. En el alfabeto de signos sudanés figura un motivo llamado “espacio negro”. Se declina en tres vientos: el viento de la boca, el viento de la nariz y el viento del excremento. Lo oscuro es también la pesadez material y la parte oscura del alma de cada uno de nosotros.
—La percepción que cada cultura tiene de lo oscuro, objeto de fascinación y de temor, está impregnada de emociones muy antiguas.
El negro es al mismo tiempo la muerte y la matriz de los orígenes, el silencio absoluto de la desaparición y el resonar tumultuoso que acompaña todo nacimiento. El color negro está lleno de fecundas contradicciones...
En las culturas africana, la oscuridad protege al individuo a lo largo de toda su vida de la amenaza permanente de los espíritus y le permite disimularse en la noche para escapar de la mirada de los brujos que lanzan maldiciones. Los tonos oscuros pueden encarnar también la madurez, la piel adulta y la de los frutos llenos de semillas. El color negro es asimismo el de las nubes que traen la lluvia y la humedad fecunda.
La madurez encuentra su culminación en la edad anciana, que se abre hacia la muerte y hacia el acceso a los sacerdotes de los antepasados. En la cosmogonía de los bwaba de Burkina Fasso, la vejez acerca al tiempo mítico de los orígenes y a un ser primordial, herrero, doble del sol, negro como el metal salido de la forja. En Gabón, los santuarios en los que se conservan los cráneos de los antepasados son velados por figurillas de piedra negra. En la etnia de los ndembu, cuando un individuo muere sin descendencia se dibuja sobre su cuerpo un trazo negro que va del obligo al sacro. Ese trazo significa que el difunto ha de morir “para siempre”.
Por último, el negro representa el poder, la elegancia, la formalidad, la muerte y el misterio. Es el color más enigmático y se asocia a lo desconocido. Representa también autoridad, fortaleza, intransigencia, prestigio y la seriedad.
Es el infinito y más allá... :)